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Macetohuerto, terrazahuerto, ventanahuerto…, huertos en plena ciudad

Cada vez es más fácil encontrar personas que en lugar de cultivar flores en sus macetas, cultivan verduras.
En muchos jardines, pequeños y grandes, se ven algunas variedades de verduras a modo de plantas ornamentales.
Las verduras que más he visto en macetas son tomates, lechugas, rabanitos, e incluso calabacines y calabazas. También, por supuesto, mucha variedad de plantas aromáticas.
En los jardines se ven bastantes crucíferas (berzas, coliflores…) de infinidad de colores, y plantas aromáticas.

Yo también he probado en muchas ocasiones a cultivar verduras en mis tiestos. Éste año sembré lechugas, tomates cherry, y calabacines. No se han dado mal, a pesar de que sufrieron un par de oleadas de muy mal tiempo con frío y fuerte viento que dejó todas las plantas bastante magulladas.
La primera lechuga que cogí era romana, u oreja de burro como la llaman en muchos sitios. Por curiosidad la pesé, y pesaba 375gr. Muy buena en todos los sentidos. Después de esa han ido cayendo otras similares. En general, son lechugas con un sabor un poco más fuerte que las que se compran, y más verdes. A mi me gustan así, bastante verdes y con sabor. Las tengo a pleno sol en las ventanas del lado sur. Si se quieren más flojillas, se les puede poner en un lugar un poco más sombrío, o incluso atarlas para que el interior quede más tierno (también quedarán menos nutritivas).
Las lechugas se pueden dar bien en un lugar con algo de sombra. De hecho, cuando llega el calor fuerte del verano, es aconsejable tenerlas a la sombra porque sino se suben con facilidad (echan el tallo floral, con lo que la lechuga se pone dura y amarga, y se le va la fuerza por el largo tallo). No obstante, si tienen suficiente agua, al sol siempre se desarrollan más rápido. Los factores fundamentales para el crecimiento, como para otras plantas, son: calor, agua, luz y un suelo fértil (a las lechugas les va bien un suelo con bastante nitrógeno).
He de decir que, aunque las primeras lechugas salieron muy sanas (tan solo algunos minadores en las hojas externas), posteriormente se hicieron bastantes pulgones, verdes y muy gordos. Apenas se ha visto resentida la salud de las lechugas, pero me ha gustado el ver tan de cerca cómo han ido apareciendo una serie de insectos depredadores de los pulgones, que han mantenido a raya la posible plaga (arañas, mariquitas, y otros que aún no he conseguido identificar).
La prueba con calabacines en jardinera, me esperaba que no fuera del todo satisfactoria, por el poco volumen de la jardinera en la que lo puse, y por el poco espacio que tenía para las hojas fuera de la ventana. Había previsto el trasplantarlo a una terraza en un tiesto mayor, en caso de que comenzara a tener problemas de espacio. Sin embargo, mi sorpresa a sido el ver lo rápidamente que se van desarrollando los calabacines (igual o mejor que en la huerta). Los calabacines tienen la peculiaridad, como creo que todas las cucurbitáceas, de que dan dos tipos de flores: machos y hembras. Por tanto, se necesita que ambos tipos de flor se den a la vez para que la planta dé fruto. En el caso de tener una sola planta, como ha sido mi caso éste año, hay que prever el orden en que se van a ir abriendo las flores, para guardar en caso de que sea necesario un poco de polen de las flores macho para fecundar a las flores hembra. Si esto no se hace, lo más probable es que el calabacín engorde un poco al marchitarse la flor, para luego arrugarse completamente.
El polen de las flores macho puede guardarse perfectamente en el frigorífico, bien con la flor completa, o bien sobre algún soporte como un bastoncillo de algodón. Hay que tener cuidado de que se mantenga fresco y seco para que dure el mayor tiempo posible (Que no es mucho. A lo sumo unos pocos días). Para quien no sepa distinguir las flores macho de las hembras, les diré que no hay cosa más fácil. El tallo de la flor hembra tiene la forma del fruto maduro, pero en pequeño, mientras que la flor macho tiene un tallo recto y largo.
Hay quien se come incluso las flores, una vez hecha su función, y antes de secarse, haciéndolas rebozadas o de otras formas.
En una jardinera, opino que no es aconsejable dejar que se hagan a la vez más de dos calabacines, ya que la planta no tendrá suficientes raíces como para alimentarlos.
Hay que tener cuidado, de todas formas, de que la tierra esté siempre húmeda. En una huerta, se puede regar una vez cada varios días porque la tierra tiene mucho volumen y guarda mucha agua. En una maceta, una planta grande puede consumir en un día toda el agua que pueda contener la tierra. En días de extremo calor, puede ser incluso aconsejable regar más de una vez si se ve que la tierra se está secando por completo.

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