Para que pueda ser viable comenzar una nueva actividad como autónomo, e incluso mantenerla en el tiempo, las cuotas a la seguridad social deberían guardar una proporción con los ingresos obtenidos, al menos cuando estos son muy bajos (especialmente en los comienzos de la actividad, aunque también en épocas de poca facturación).
Eso es lo que hacen en los países en los que quieren mantener a su población en activo, y reducir el paro. En la España del sucedáneo de «democracia», las cosas funcionan de otra manera.