¿Podría el glifosato, componente principal del famoso herbicida roundup, ser causante de graves enfermedades como el autismo o la intolerancia al gluten?
Es lo que podría sospecharse al analizar los datos de un estudio realizado por la doctora Stephanie Seneff, cuya presentación realizó el pasado mes de junio, y puede leerse en el siguiente enlace: http://people.csail.mit.edu/seneff/glyphosate/Groton_Seneff.pdf
Según la autora de dicho estudio, si el crecimiento del uso de glifosato continuara de la misma forma que hasta ahora, sería posible que para el año 2025 la mitad de los niños fueran autistas.
Los datos se basan en estadísticas. Se comparan gráficas de casos de autismo y otras enfermedades con gráficas de uso de glifosato. En caso de que Stephanie Seneff esté en lo cierto, da miedo el futuro que se avecina. En caso de que no esté en lo cierto, da más miedo aún, porque seguiremos sin saber las causas concretas de semejante incremento de graves enfermedades (aunque nos las podemos imaginar): ¿infinidad de productos químicos en forma de herbicidas, fungicidas, insecticidas, conservantes, retrasadores de la maduración, aceleradores de la maduración, aditivos «alimentarios», «alimentos» transgénicos, cosméticos repletos de productos químicos, envoltorios de todo tipo de plásticos por doquier, ropas, muebles, utensilios y casas enteras fabricados con materiales poco naturales, … en definitiva, contaminación ambiental a todos los niveles?
Está claro que estamos convirtiendo nuestro mundo en un lugar poco apropiado para vivir. El identificar los contaminantes más peligrosos puede servir para retrasar un poco el momento de nuestra extinción, pero es necesario un gran cambio en nuestra forma de hacer las cosas, mirando más por la salud y el bien común, y menos por el beneficio económico de unos pocos.