Viajamos en un barco que, con el tiempo y el uso, se va estropeando, y que por mucho que tratemos de reparar terminará por hundirse.
Algunos se toman éste viaje como una carrera en la que la única finalidad es llegar lo más lejos posible.
Otros están tan preocupados por el estado del barco que no se atreven a salir de puerto, tal vez esperando que las condiciones mejoren, sin darse cuenta de que las condiciones solo pueden empeorar con el paso del tiempo.
Muchos dejan que su barco navegue sin rumbo, esperando que el destino lo guíe por el buen camino.
Los menos, conscientes de la realidad, tratan de dirigir su barco contra viento y marea hacia un destino que eligen, y tratan de disfrutar del paisaje ya que saben que es el viaje lo que importa, y no el destino en sí.
(Sí, el destino es importante. Pero, ¿y el camino?¿Tiene sentido llegar lo más rápido posible pero sin disfrutar el viaje?)
-¿conclusión?
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