Un ejemplo de diseño permacultural que trata de dar la máxima eficiencia y productividad a los recursos disponibles.
Planificación eficiente de la energía. ZONIFICACIÓN: esto significa ubicar los elementos según su capacidad de uso o frecuencia de trabajo. Las áreas que deben ser visitadas cada día se ubican cerca del epicentro que hayamos elegido (nuestra casa, el establo, el huerto o el invernadero/semillero), mientras que los sitios menos visitados (huerto frutal, área de pastos, bosque de leña, etc.) se ubican más lejos. Generalmente se diseñan cinco zonas, siendo la primera el centro de la actividad y la última la zona silvestre que no necesita mantenimiento. Cuantas más visitas sean necesarias a un lugar o elemento, más cercanos deben estar los objetos al epicentro elegido. Los componentes que, necesiten observaciones frecuentes, visitas constantes, mucho trabajo o técnicas complejas de manejo, deben ser ubicadas cerca del centro para evitar mucho tiempo, esfuerzo y energía para visitarlos. La regla de oro: desarrollar primero el área más cercana al centro, tenerla bajo control y expandir los bordes a otras zonas. Zonas a planificar:
La zona I es el centro de la actividad (casa, centro residencial o pueblo si el diseño es a gran escala). Ella es planificada para conservar energía y para ser apta para cubrir las necesidades de sus habitantes. Los principios permaculturales tendrían como objetivo reducir las necesidades de energía y agua, aprovechar los recursos naturales como la radiación solar y crear un entorno armonioso y sostenible donde vivir, trabajar y descansar.
Zona II, es la zona más cercana a la casa, es la zona más controlada y usada más intensivamente, que requiere una atención frecuente o que necesita ser visitada a menudo. Por ejemplo, la huerta, talleres, invernadero, corrales de animales menores, leñera, paja, vermicompost para los restos de cocina, estanques o piscinas, tendedero de ropa y áreas de confección de caldos y secado de granos, etc. El agua está controlada en toda la zona y no hay ningún animal grande y sí unos pocos árboles de sombra si el clima lo requiere.
Zona III, también zona intensiva con plantaciones densas, arbustos de grosellas, moras o frambuesas, el huerto frutal mixto o vergel, lugar adecuado para colmenas, producción de compost a gran escala y en su periferia, cortinas rompevientos que protegen también hasta la zona I de los vientos dominantes en la zona. Las estructuras incluyen terrazas, cercas vivas y enrejados para separar elementos y actividades. El agua es totalmente controlada y distribuida utilizando riego de goteo para los frutales. Las aves de corral se dejan entrar en áreas elegidas para forrajear y una zona para una vaca lechera puede ser cercada desde la zona próxima exterior.
Zona IV, es un área destinada a los cultivos extensivos de cereales o leguminosas, grandes zonas de pasto o zonas de libre andar para animales de carne o bandadas de aves. El agua está disponible solamente para algunas plantas o abrevaderos de animales, vacas, ovejas y cabras, cerdos y jabalíes y aves semimanejadas (codornices, palomas, etc.). Las plantas incluyen cortinas rompevientos, matorrales, bosques productores de leña y árboles grandes para forraje de los animales (robles, nogales, castaños, etc.).
Zona V, es semimanejada, semisilvestre, utilizada para recolección y producción de alimentos silvestres y resistentes. Contiene árboles sin podar y la madera es un producto manejado. Un ejemplo podría ser la plantación de “chirpiales” (árboles que se talan periódicamente a mata rasa y vuelven a crecer).
Zona VI, Área totalmente silvestre. Aquí no se realiza ninguna intervención humana a parte de la observación del ecosistema y de los ciclos naturales. Solo hasta este punto diseñamos. Es aquí donde se aprenden las lecciones más importantes de trabajar con la Naturaleza y no en su contra. Un lugar para la meditación y el retiro, donde nosotros somos visitantes, no manejadores.
ANÁLISIS DE LA RED DE FUNCIONAMIENTO
Debemos diseñar y estudiar cuidadosamente los vínculos entre estos centros o zonas en relación a vías de acceso, agua y suministro de energía, aguas residuales o conexiones de cercas y vallados, etc. Esto es lo que David Holdgren llama“análisis de red de funcionamiento” la cual planifica para servir a más de una zona o centro permacultural.
También podemos hablar de la Zona 0, donde planificamos en nuestro cerebro la sostenibilidad del diseño, donde consideramos los cambios que CADA UNO necesita, dentro de nosotros y de nuestros patrones de vida: desprenderse de las falsas comodidades, de los viejos hábitos, puede ser muy amenazador, especialmente después de pasar toda una vida dentro de la sociedad de consumo y crecimiento económico que son sinónimos de felicidad y seguridad. No queramos transformarnos de la noche a la mañana en “eco-héroes” porque podemos acabar desanimándonos. Realicemos cambios pequeños pero significativos en nuestras vidas, confiando en el cambio que estamos realizando y siempre bajo la vieja consigna de “piensa global, actúa local”. Tenemos que comprender que la verdadera riqueza no consiste en el dinero ni las cosas materiales, sino más bien en vivir de forma liviana y tener un estado mental positivo. La culpabilidad puede ser una forma altamente negativa y destructiva. Es importante que TODOS aprendamos a vivir de forma sostenible, pero ello no implica pensar en términos de renuncia y negaciones. Vivir utilizando los recursos que el Planeta y los demás pueden sostener, debería constituir una experiencia liberadora y no limitante.
Bueno, seguiremos conociendo las posibilidades de diseño que la Permacultura nos ofrece. Pero antes debemos cambiar: “La ecología del Ser”.
Ilustraciones de Andrew Jeeves, Janet Mollison,Graham Burnett y Borkowski.
Texto de Carlos Vilalta, recopilado de varios pensadores y agricultores distinguidos.