Té de compost: extracto líquido de vida corta, pero gran efectividad en la huerta

Eli Bilbao, técnica agrícola, nos enseña a elaborar este extracto líquido que aporta nutrientes a la tierra y además nos ayuda a combatir plagas de las plantas

El té de compost es o un extracto líquido que, además de ser rico en nutrientes, también contiene una gran cantidad de microorganismos beneficiosos para los suelos y éstos aportan vitalidad y fuerza a las plantas, para combatir plagas y enfermedades.

La clave es usar este té en 24 horas después del proceso de destilación, tienen una vida corta, mientras las bacterias reenergetizadas están activas.

Usos

En forma de riego, cerca de las plantas y para alimentar el suelo. Esto, aparte de proveer nutrientes a estas raíces para mejorar su crecimiento, incorporará microorganismos, que son los que dan vida al suelo. Usaremos 1 parte de Té por 3 de agua. Ideal usar en primavera para plantas jóvenes recién trasplantadas.

Pulverizando sobre las hojas, aplicaremos organismos beneficiosos en la superficie de la hoja y tallo, así protegemos a la planta de los ataques de patógenos (hongos y plagas). Usaremos 1 parte de té por 4 de agua.

Lo aplicaremos a lo largo del cultivo de nuestras hortalizas, mojando bien todas las hojas. La pulverización foliar hacerla siempre en las últimas horas de la tarde cuando el sol está bajando. Aplicar este té 1 o 2 veces al mes.

A tener en cuenta

Usar un compost de calidad: lo mejor es utilizar a un compost maduro, limpio y ecológico. Es importante que hagas tu té de compost a partir del compost ya maduro porque así evitarás transferir organismos patógenos a los cultivos.

Oxígeno en el agua: los organismos que queremos reproducir en el té, necesitan oxígeno para vivir, por ello debemos asegurar que el agua no sea encharcada si no fresca, aireada y mejor de lluvia que no contiene cloro. Un té mal aireado puede ser un foco de patógenos para muestras plantas. Si usamos agua de la red dejar 24 horas en reposo para que pierda el cloro y luego remover durante 5 minutos de forma enérgica para que se cargue de O2.

La higiene es fundamental: cada vez que terminemos de preparar el té, debemos enjuagar, lavar y secar todo el equipo.

Material

-2 cubos de plástico (6 litros de capacidad cada uno y con tapa)

-5 l. agua sin clorar (mejor agua de lluvia)

-1 paletada y media de compost de calidad

-aditivos para potenciar el crecimiento de los microorganismos. Podemos usar melaza, panela, harina de leguminosas, leche desnatada en polvo,… La cantidad a usar en cualquier caso no debe ser mayor de un par de cucharadas soperas.

-un paño de tela de algodón

-una cuerda

-un palo

-un colador de tela

Elaboración

Colocar el compost en la tela de algodón y cerrar ésta como si fuese un hatillo muy bien cerrado. A continuación metemos el hatillo en el cubo y cubrimos con los 5 litros de agua.A partir de este momento removeremos el compost durante 4 días, todos los días al menos 2 vez durante 5 minutos.

Para remover el té usaremos únicamente un palo, nunca plástico ni hierro para que no interfiera negativamente en los beneficios resultantes de nuestro de té de compost. Una vez lo hayamos revuelto lo taparemos y lo dejaremos en un lugar fresco y a la sombra.

Pasados los cuatro días y tras haberlo revuelto a diario, el té tendrá un color marrón oscuro parecido al chocolate y su olor no tiene que ser desagradable, si fuese desagradable verter de nuevo en la compostera y comenzar de nuevo con el proceso. Sacar el hatillo del balde y escurrir bien apretando con fuerza para no desaprovechar nada de sustancia. El contenido del hatillo lo vertemos en la compostera.

El té resultante lo colaremos. Hacer un primer colado para quitar los restos sólidos más grandes. Después un segundo colado con un colador de tela, para retirar cualquier mínima partícula que en el caso de usarlo en pulverización nos pueda obstruir la boquilla de la mochila de tratamiento.


Fuente: eitb.eus

El ‘boom’ de los huertos urbanos en Vitoria

La horticultura de ciudad, que fomenta el cultivo y consumo de alimentos locales, gana peso en Gasteiz

La horticultura urbana es una de las prácticas que gana peso en Vitoria como fórmula para fomentar la producción y autoconsumo de alimentos locales. Los primeros fueron los de Olarizu y Abetxuko, pero a ellos les han seguido los de Lakua y Zabalgana, barrio este último que debido a la alta demanda se vio obligado a sumar nuevas parcelas en un segundo huerto. El Ayuntamiento autoriza el uso de los terrenos a personas particulares que desean tener su propia huerta cerca de casa, ya sea por cuestión de salud, alimentación saludable, recreo o actividad física.

La demanda no deja de crecer. En las huertas de Urarte, por ejemplo, hay ocupadas 214 de las 225 parcelas puestas a disposición de la ciudadanía, según la última memoria del Centro de Estudios Ambientales (CEA). La cifra claramente ha ido en aumento desde las 186 huertas ocupadas, por ejemplo, en 2019.

Luego están los 183 huertos urbanos comunitarios, que se distribuyen en tres espacios, gestionados por asociaciones ciudadanas y financiados por el CEA. En 2015 se empezó a cultivar Zabalortu en Zabalgana, con sesenta parcelas en 4.165 metros cuadrados. Tres años después surgió Lakuakolore, el más amplio de los tres, con 62 parcelas y seis mil metros cuadrados. Y el pasado ejercicio, Ortubi, también en Zabalgana, con 61 huertas cultivadas en cinco mil metros cuadrados de terreno.

También hay huertos en el campus universitario, centros cívicos, Jardín de Falerina y colegios. En unos casos, la gestión es asociativa, en otros, sale a concurso.

Son experiencias ya consolidadas a las que van sumándose nuevas iniciativas en otros barrios; la última, en Judimendi, donde el vecindario va a crear un bosque urbano comestible en a Avenida de Santiago; en este caso, enfocado a la plantación de árboles frutales, al estilo del existente en Salburua.

Fuente: noticiasdealava.eus

Protección de las plantas ante el sol y el calor en verano

Edurne Basterra, de Ilur Garden Haztegia, propone fórmulas para hacer más agradable el desarrollo vegetativo de nuestras plantas hortícolas y de jardinería

Para los huertos en macetas es indispensable contar con un sistema de riego automático que pueda programarse hasta tres veces al día para mantener el sustrato y las plantas frescas.  Además el riego por goteo te permite aportar agua de forma mucho más eficiente y controlada y, por supuesto, ajustarlo a las necesidades de tus plantas según la temporada. 

-Recipientes más grandes: Cuanto mayor es el tamaño, mejor retienen el agua y durante más tiempo y cuanto mayor sea el volumen de tierra, mejor se mantendrá la temperatura del sustrato fresca. El material de los recipientes es también importante: el plástico, aunque retiene mejor el agua, suele recalentarse más. Las macetas porosas y que transpiran mantienen mucho mejor la temperatura del interior del recipiente fresca y agradable.

-Crea sombras: Diseña tu huerto para que los cultivos más altos hagan sombra a los pequeños. La sombra vegetal es la más agradable, incluso para las plantas, ya que puede bajar la temperatura de su alrededor hasta 6 grados. Y usando celosías puedes crear sombras con plantas enredaderas.

-Utiliza acolchados: Cubrir el suelo del jardín con una capa de materia orgánica evita que el sol incida sobre el sustrato y evapore el agua. Esta practica nos permite mantener la temperatura del interior más fresca y genera menos problemas con las malas hierbas. Astillas de madera, compost, recortes de césped y paja son buenos materiales para cubrir y fáciles de conseguir en un jardín. La paja prensada es muy fácil de colocar sobre el sustrato y, a diferencia de la mayoría de mallas antihierbas, tiene un calor claro y es más gruesa, al ser un material biodegradable, se puede añadir al compost o dejar que se degrade en los recipientes, lo que supondrá un extra de materia orgánica que tus cultivos aprovecharán. 

-Cubre las macetas: Igual que cubrimos el sustrato, podemos añadir una capa extra de protección a la maceta para protegerla de los rayos del sol directo y mantener las raíces frescas y felices. Puedes usar todo tipo de materiales para hacerlo, como listones de madera. 

-Eleva los recipientes: El suelo de las terrazas y balcones se va recalentando a lo largo del día, de forma que emiten calor a la maceta incluso en las horas que se supone que tienen que ser más frescas. Para evitar que esto ocurra, una solución sencilla es elevar los recipientes. Palets y cajas de frutas son muy efectivos, y para macetas individuales las bases con ruedas resultan muy prácticas, ya que además permiten cambiarlas de sitio según la temporada.

-Instala un sombreado: Para proteger a los cultivos y los huertos del sol y calor excesivo se pueden emplear mallas de sombra de diversos materiales, tamaños y colores. Las mallas agrícolas dejan pasar parte de la luz pero tamizan y ayuda a mantener el ambiente un poco más fresco se mantiene mejor la humedad del suelo y se reduce la evaporación, lo que se traduce en mejores cosechas y en un ahorro considerable de agua de riego.

Fuente: eitb.eus

Combatir las enfermedades y plagas en nuestras huertas

Loli Sein, especialista del Centro de Jardinería Gorbeia y de Aduna Garden da las pautas para hacer frente a estas enfermedades producidas por bacterias y hongos, así como los «bichos» de todo tipo que pululan por nuestra huerta y jardín

La huerta empieza a coger buen aspecto estas alturas del año. Pero además de las adversidades meteorológicas, el esplendor vegetativo y las temperaturas más agradable son el caldo de cultivo de los indeseables. La mayoría de insectos y enfermedades que pueden afectar a los vegetales encuentran un medio perfecto para vivir y reproducirse. Parásitos, insectos, virus, hongos y bacterias pueden llegar a afectar y dañar a nuestros vegetales.

Fuente:eitb.eus

Evita intrusos indeseados en tu compostera

Roedores, hormigas,… y todo tipo de inquilinos acuden hasta nuestro espacio de compostaje si no realizamos una constante labor de aireación de la materia prima en su proceso de transformación en abono orgánico

Roedores, hormigas,… y todo tipo de bichos encuentran en la compostera una fuente de alimentación y nidificación ideal en caso de que no que trabajemos bien en nuestra compostera. Mantener el equilibrio entre materia verde y marrón, airear bien la materia orgánica o la falta de humedad son factores que favorecen la presencia de intrusos, pero además hay que asegurarse de que la compostera esté bien sellada para que no accedas ratas y ratones.

Fuente: eitb.eus

Huerto urbano: Recolectamos fresas y ampliamos la huerta con tomates convento y pimiento dulce de landas

Además, de la mano de Iñaki Febrero y Amaia Jiménez, damos tratamientos preventivos y curativos contra el pulgón, para cuidar nuestras plantas

Ya estamos en Junio, y las tormentas de verano están pasando factura a nuestro huerto, porque ya saben que no es bueno el cambio térmico tan grande que se está dando en los últimos días, con frío en las primeras horas, un calor intenso en las horas centrales y las lluvias torrenciales de la tarde. Sin embargo, nuestras plantas están fuertes ante el temporal, y están creciendo a buen ritmo.

Además aprovechamos este inicio de junio para seguir recolectando fresas, que estamos teniendo una cosecha muy productiva desde hace un par de meses, compartidos con algunos de los pajarillos que visitan la terraza de Cadena SER Vitoria. Ahora estamos a la espera de las frambuesas, que se alargó la pasada cosecha hasta enero, por lo que aún el frambueso está descansando y va un poco tardío, pero pinta bien. Así que lo único que les hacemos es echar abono natural para que la planta se alimente y siga creciendo.

Por otro lado, en nuestra mesa grande quitamos la acelga que se ha llenado de pulgón, normal por la alteración térmica al confundirse las planta que piensan que se ha terminado el verano, al igual que las cebollas que se han subido. Mientras mantenemos la planta de tomate cherry y las dos lechugas, al menos hasta el mes que viene que las recolectaremos. A lo que sumamos 4 nuevas plantas que nos traen Iñaki Febrero y Amaia Jiménez, se trata de dos variedades de la red de semillas del País Vasco, tomate convento y pimiento de dulce de landas.

Por último, revisamos nuestra mesa de las culinarias, en la que tenemos sembradas diferentes plantas de especias y cosechamos un poco de cilantro, perejil y ajo fresco. Además de regarlas y echar abono natural para que sigan creciendo e ir recolectado durante todos los meses a medida que vamos necesitando. Mientras los semilleros que estaban en la redacción les hemos buscado una nueva ubicación en un huerto cercano para que den los frutos.

TRUKI-TRUKI

En el truki hablamos sobre varios tratamientos preventivos y curativos para el pulgón, mildeo polvoso y oídio, que es un tipo de hongo, entre otros. Amaia Jiménez nos trae remedios a base de leche desnatada, cola de caballo, purín de ortigas, cuidado con este ya que al hacerlo desprende muy mal olor como nos dice Iñaki Febrero, e hilo de cobre, con el que hay que tener mucho cuidado porque además de alimentar a la planta y darle tratamiento preventivo curativo le estamos metiendo metales pesados que son acumulativos y se quedan en la tierra.

Receta divertida con verdura aburrida

En la receta divertida con verdura aburrida seguimos experimentando con el ajo negro, al igual que el mes pasado. Hay que decir que la receta que nos ha traído este mes Amaia Jiménez se puede comer fresquita en estos días de calor o templada. Se trata de un puré de calabaza, que después de triturarla debe pasar por la sartén para que vaya a ebullición, y ya luego añadirle el queso y ajo negro para darle sabor y el crujiente final.

Fuente: eitb.eus

Judimendi impulsa su primer bosque urbano comestible

La idea es iniciar este proyecto comunitario en otoño en un terreno de la Avenida Santiago

El barrio de Judimendi quiere que su proyecto comunitario de bosque urbano comestible eche a andar en otoño. Antes, tiene que obtener la autorización del Ayuntamiento para utilizar la parcela elegida. Se trata de un pequeño jardín situado en la Avenida Santiago, a la altura de Simón Bolívar, sobre el que ahora se alzan cuatro álamos, alguno medio enfermo, señala Julia Robles, promotora de la iniciativa.

Son 390 metros cuadrados de jardín, que pretenden renaturalizar con la plantación de árboles frutales, arbustos, hierbas aromáticas, plantas medicinales e incluso setas y hongos, con vegetación propia de un bosque. “No se trata de una huerta en la que te vas a encontrar tomates, pimientos o calabacines; ni su finalidad única es producir alimentos para autoconsumo, como en los huertos ecológicos”, deja claro Julia Robles. “Un bosque urbano comestible es un ecosistema diseñado por el ser humano en un entorno urbano para producir alimentos de forma sostenible”, explica. 

Espacio comunitario, red de barrio

Ante todo, se trata de un proyecto que persigue crear un espacio comunitario, generar una red de barrio orientada al cuidado de este bosque: Por ahora, hay implicadas una veintena de personas. “Se trata de concienciarnos de que, como ciudadanía, tenemos poder para hacer cosas y conseguir una ciudad más amigable”, apunta la promotora.

Así, la iniciativa esconde varios objetivos detrás: cuidado de Vitoria mediante la naturalización de espacios urbanos, cuidado de la comunidad, del medio ambiente y hasta de la salud individual de las personas, gracias a los beneficios que tiene acercarse a la tierra, además de contribuir a frenar las consecuencias del cambio climático. “No es un mero entretenimiento”, puntualiza Julia Robles.

De momento, la idea gusta en el barrio; de hecho, ya han recogido más de un centenar de firmas de apoyo para impulsar ya esta iniciativa surgida en diciembre del pasado año, que hoy se se expone con más detalle en el bizan de Judimendi.

Espacio seguro

Tras visitar los espacios disponibles, se han decantado por la parcela de la Avenida Santiago porque reúne las condiciones idóneas para este tipo de cultivos, según la asociación Kiribilore, encargada de la parte técnica. “Un terreno con seis o siete horas de luz directa al día para los frutales; cercano y accesible desde las viviendas próximas, es decir, que no esté en una rotonda o mediana ni al lado de una carretera con tránsito, por cuestión de seguridad; que tenga toma de agua y que esté al lado de algún centro comunitario, ya sea escuela, centro de día, piso de acogida…”, enumera Julia Robles. 

Parcela elegida en la Avenida Santiago de Vitoria.

Parcela elegida en la Avenida Santiago de Vitoria.

“Sabemos que los primeros años necesitará muchos cuidados, pero la idea es que, con el tiempo, se mantenga por sí solo, como cualquier bosque”, indica.

Autorización municipal

Una vez definida la idea, falta obtener el permiso municipal, un trámite prácticamente apalabrado antes, que ahora se ha paralizado como consecuencia de las elecciones municipales, la ayuda económica solicitada e iniciar la formación, diseño y plantación. “Nos hubiera encantado hacerlo en primavera, pero como no ha podido ser;ojalá sea para otoño”, indica Julia Robles.

Judimendi se suma así a otros barrios de Gasteiz que ya han impulsado bosques urbanos comestibles en mitad de la ciudad, caso de Zaramaga y Salburua.

Fuente: noticiasdelava.eus

Las aromáticas, plantas en auge entre los agricultores urbanitas

Loli Sein, especialista del Centro de Jardinería Gorbeia, reconoce que estas herbáceas y arbustáceas son muy agradecidas porque se adaptan bien a todo tipo de condiciones, además tienen muchos usos culinarios y ahuyentan algunos tipos de insectos

Las plantas aromáticas son fáciles de cultiva en nuestras casas, jardines y huertas. Albahaca, cilantro, cebollino, romero, salvia, tomillo, lavanda, orégano o manzanilla, entre otras cuentan con muchos adeptos para su uso culinario, pero además permiten mantener alejados a algunas variedades de insectos.

Fuente: eitb.eus

Huertos urbanos o tomateras en el balcón: ¿puedo comer lo que planto sin miedo a la contaminación?

Plantar verduras y hortalizas en un balcón o en un huerto urbano comunitario despierta dudas sobre la exposición de estos alimentos a la contaminación, pero las ventajas pueden superar a los inconvenientes

Vivir en una gran ciudad tiene muchas ventajas. Las grandes ciudades suelen tener más oportunidades de empleo que los pueblos más pequeños o las zonas rurales, más opciones culturales y de ocio, más opciones de transporte público y un ambiente cosmopolita con personas más diversas.

Sin embargo, cuando se trata de comer, las ciudades también tienen sus inconvenientes. Hay un menor acceso a productos frescos, más presencia de alimentos procesados y, en general, la comida es más cara y de peor calidad. Por eso muchas personas han decidido ir contracorriente y plantar sus propias frutas y verduras, bien utilizando el balcón de su casa como jardín vertical o bien haciendo uso de alguno de los huertos urbanos cooperativos que cada vez están más presentes en las ciudades. Pero, ¿son seguros y saludables esos tomates que crecen junto a los tubos de escape?

El problema de la contaminación en las ciudades

El principal culpable de la contaminación atmosférica en la mayoría de las ciudades es el tráfico rodado. Cuando los millones de coches, camiones y autobuses queman combustibles fósiles, liberan contaminantes al aire, como óxidos de nitrógeno (NOx), dióxido de azufre (SO2) y partículas (PM). Además, en las ciudades se concentran muchas industrias que también emiten todos esos contaminantes y compuestos orgánicos volátiles tóxicos. La construcción, centrales eléctricas de gas y la calefacción en invierno contribuyen a hacer del aire de las ciudades un problema para la salud y el medio ambiente.

La contaminación atmosférica puede tener una serie de efectos negativos para la salud, entre ellos problemas respiratorios: como asma, bronquitis y alergias, y un aumento en el riesgo de enfermedades cardiacas, distintos tipos de cáncer, especialmente de pulmón, y muerte prematura.

Los contaminantes más preocupantes son las partículas en suspensión, en especial las de tamaño microscópico denominadas PM 2.5 por tener un diámetro menor a 2,5 micras. Son una mezcla de partículas sólidas y gotas líquidas compuestas por diversas sustancias como polvo, suciedad, hollín, humo y productos químicos. Las partículas pueden proceder de diversas fuentes como el tráfico, la industria y las centrales eléctricas. Esta es una de las medidas fundamentales de la calidad del aire en las ciudades, y una de las que suspenden con mayor frecuencia. 

España es uno de los países con mayor contaminación atmosférica en Europa y, por ejemplo, Madrid, es una de las capitales europeas más contaminadas, con una calidad del aire que excede en dos o tres veces los límites de seguridad de partículas en suspensión marcados por la OMS.

Estas partículas están con seguridad en el aire de tu ciudad, eso quiere decir que también se depositan en los tomates y lechugas que cultivas en el balcón o en tu huerto urbano. ¿Cuál es el riesgo para la salud? ¿Basta con lavar las frutas y verduras para eliminar el riesgo? Hay pocos estudios al respecto, pero los resultados son relevantes.  

Un estudio publicado en la revista Environmental Research en 2019 descubrió que las hortalizas cultivadas en ciudades contaminadas pueden contener niveles más altos de metales pesados, como plomo y mercurio, que las hortalizas cultivadas en zonas menos contaminadas. El estudio también descubrió que los niveles de metales pesados en las verduras pueden verse afectados por el tipo de contaminación, la distancia de la fuente de contaminación y el tipo de suelo. Los metales pesados procedentes de la industria y la contaminación atmosférica pasan al aire y de ahí al agua y al suelo, por lo que las plantas pueden absorberlos y aparecer en sus hojas.

Sin embargo, se han realizado innumerables estudios científicos al respecto, ya que hace años existía una gran preocupación por los metales pesados. Lo que se comprobó es que los niveles de toxicidad nunca se superaban salvo en casos de contaminación extrema, como por ejemplo plantas regadas con aguas residuales de una fábrica. Esto quiere decir que apenas hay motivos de preocupación derivados de los metales pesados respecto a los tomates de balcón y las lechugas de huerto urbano.

Además del suelo y el agua, la contaminación del aire también puede dañar las hojas de las verduras, haciéndolas menos nutritivas, según un estudio publicado en la India, un país con un grave problema de contaminación atmosférica. El daño a las hojas puede ser producido por una variedad de contaminantes, incluidos el ozono, el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre. Una solución a este problema es seleccionar las variedades de verduras más resistentes a cada uno de los contaminantes y evitar las más sensibles, dependiendo de qué tipo de contaminación haya en tu ciudad. 

ContaminanteSensibleTolerante
Dióxido de azufreJudías, Brócoli, Cebolla, Patata, Rábano, Espinacas, Maíz dulce, TomateRemolacha, Pepino, Lechuga, Zanahoria
OzonoJudías, Brócoli, Cebolla, Patata, Rábano, Espinacas, Maíz dulce, TomatePepino, Cebolla, Maíz dulce, Guisante, Col
Nitrato peroxiacetílico (PAN)Judía, Apio, Lechuga, Pimiento, Espinaca, TomateBrócoli, Col, Coliflor, Pepino, Cebolla, Rábano, CalabazaPepino, Cebolla, Maíz dulce, Guisante, Col
CloroJudía, Apio, Lechuga, Pimiento, Espinaca, TomateBrócoli, Col, Coliflor, Pepino, Cebolla, Rábano, Calabaza
AmoniacoMostazaTomate

Otros contaminantes presentes en las ciudades son los Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (PAH). Estos compuestos se forman cuando se quema materia orgánica, incluido el carbón, la gasolina y el tabaco. Por tanto, se encuentran en las emisiones de los vehículos y las industrias, y contaminan aire, el agua y el suelo. Los PAH son terribles para la salud: aumentan el riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas, respiratorias, neurológicas y reproductivas. ¿Están presentes en nuestras verduras urbanas?

Un estudio realizado en São Paulo, en Brasil, otra ciudad muy contaminada, examinó los contenidos de PAH de las verduras en los huertos urbanos de esta capital. Los resultados son esperanzadores: durante 45 días, las espinacas y berzas criadas en los huertos no tenían concentraciones significativas de HAP en sus hojas, y solo un huerto tenía niveles más elevados. Los niveles medios fueron inferiores a las normas holandesas de calidad del suelo para uso agrícola.

Sin embargo, los resultados en Nanjing, la ciudad de China, durante 90 días mostraron que las concentraciones de PAH en en las hojas lavadas de espinacas y berzas podrían ser potencialmente cancerígenas para el consumo diario. Hay que tener en cuenta que los valores de contaminación en las ciudades chinas están entre los más alta registrados en el mundo.

Estos estudios sugieren que la contaminación atmosférica puede repercutir negativamente en la calidad de las hortalizas cultivadas en las ciudades, pero es muy poco probable que sean perjudiciales para la salud. 

Cómo evitar los contaminantes en tus verduras

Si te preocupan los efectos de la contaminación atmosférica en las verduras de tu huerto urbano o balcón, hay algunas cosas que puedes hacer para reducir el riesgo:

  • Elegir verduras menos sensibles a la contaminación atmosférica, como las de hoja verde o las de raíz.
  • Cultiva las verduras en un lugar protegido de la contaminación atmosférica, como detrás de una valla o en un patio.
  • Utiliza plantas de cobertura para ayudar a filtrar la contaminación atmosférica.
  • Riega las verduras con regularidad para eliminar los contaminantes que puedan haberse acumulado en las hojas.

La medida de protección más evidente es lavar las frutas y verduras. Según un estudio publicado en Science of the Total Environment, lavar los productos agrícolas con detergente antes de consumirlos elimina los depósitos superficiales de tierra contaminada con plomo, e incluso el agua corriente puede eliminar la mayor parte de las partículas de hollín que pudieran haberse depositado. 

Otra forma de proteger las verduras de la posible contaminación del suelo es, bueno, plantarlas lejos del suelo. En los huertos urbanos de Prinzessinnengarten en Berlín las verduras se plantan en cajones de madera sobre patas, con lo que se consigue controlar por completo la composición y la seguridad de la tierra utilizada. 

Plantar las verduras en un balcón o un huerto urbano puede tener una ventaja añadida para nuestra salud. En concreto, usando abono natural en lugar de fertilizantes artificiales conseguiremos una mayor concentración de nutrientes. Un estudio comparó la lechuga plantada mediante hidroponía comparando dos tipos de soluciones: una inorgánica con fertilizantes químicos y una orgánica derivada de restos de pescado. El resultado fue que los contenidos totales de clorofila, caroteno, compuestos fenólicos y flavonoides, así como la actividad antioxidante, fueron significativamente superiores en la lechuga cultivada con la solución orgánica en comparación con la inorgánica. 

Los huertos urbanos son, además, espacios sociales donde se fomenta la cooperación. Una revisión de estudios de los efectos de los huertos comunitarios encontró que, en la mayoría de los casos, esta actividad estaba asociada a una mayor ingesta de frutas y verduras, y con resultados psicosociales positivos en la comunidad. 

No tengas miedo a hacer tu ciudad un poco más humana y anímate a plantar tus propias verduras. Tu salud te lo agradecerá. 

Fuente: eldiario.es

El tamaño sí que importa a la hora de practicar un buen compostaje

Las frutas y las verduras de gran tamaño y las cáscaras duras hay que cortarlas en trozos más pequeños para que el proceso sea óptimo, según nuestra técnica de Ekaia Eko-Gestión, Mertxe Miguel

Para obtener un buen compost hay que tener en cuenta el tamaño del residuo orgánico del hogar. Hay restos, como los de las calabazas o naranjas, que hay que triturar o cortar en pedazos más pequeños para que el proceso de descomposición sea el óptimo y facilite que se transforme en abono orgánico.

Fuente: eitb.eus