No hubo suerte, esta vez me ha tocado lo peor para un atleta, resignarme sin competir. Siempre suele ocurrir lo mismo, cuando nos empeñamos en competir sin estar en condiciones, estas escasas condiciones suelen ir a peor. En mi caso no tenía el kilometraje suficiente para realizar una carrera de montaña de 22 Km. (2 horas), y el forzar en las últimas semanas suele conducir a romperse por algún sitio, en mi caso resultó ser un ligero esguince en un pie (distensión del astrágalo), mala suerte, puedo decir además a mi favor, que a pesar de que las molestias son muy leves, no me he empeñado en seguir entrenando, ni mucho menos competir, ni siquiera en plan relajado.
Si tenéis la mala suerte de sufrir un esguince en el tobillo o el pie, la solución es el reposo, procurar andar lo menos posible, y meter el pie en agua fría durante 10 minutos dos veces al día. Si tenéis mucho dolor, será imprescindible acudir a vuestro médico, que entre otras cosas os recetará antiinflamatorios, y probablemente os ponga un vendaje (no aconsejable en esguinces leves).
Cuando se empieza a entrenar tras el necesario reposo que requiera el grado de esguince, hemos de comenzar con deportes no traumáticos (nadar es el más adecuado en este caso), y en días alternos para no tener recaídas. No os alarméis si sentís ligeras molestias, será lo normal durante un mes o más, hasta que la zona se fortalezca. No pretendáis hacer un reposo total hasta que el dolor desaparezca por completo, pues si lo hicierais así al comenzar a entrenar el dolor volverá de nuevo, ya que la zona lesionada no ha sido rehabilitada. Estas lesiones siempre han de curar con alguna pequeña molestia, pero sin llegar a ser dolor fuerte, que será síntoma de que forzamos demasiado rápido, o que no está curado del todo.
El dolor siempre es un buen regulador de control para curar lesiones, de hecho a veces el dolor es un buen síntoma, pues por ejemplo, en los esguinces de pie con rotura total del tendón, no se siente ningún dolor, ya que el nervio que lo produce se rompe también con este. Por lo tanto si corriendo sentimos un “crak”, y después un hormigueo y que os falla el pie, pero sin ningún dolor, mal asunto.
Estas son lesiones mayormente de mala suerte, y poco podemos hacer para prevenirlas, sólo rezar para que no lleguen, pues en caso contrario nos alejarán una temporadita de nuestro querido deporte. Un saludo.
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