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Entrenar en la playa.

Todas las playas a primera hora de la mañana en verano, y todo el día en invierno, son excelentes lugares para practicar nuestro deporte. La casi inevitable brisa, el bello paisaje, y el atractivo del mar en cualquiera de sus estados, hacen de estos parajes un medio altamente estimulante para la práctica del atletismo, no obstante hemos de tener en cuenta ciertos detalles importantes para que el paraíso no se convierta en infierno.

Primero, correr siempre calzado, pues multitud de elementos podrían lesionarnos las plantas de los pies desnudos, conchas, piedrecillas, maderas, elementos humanos (cristales, latas, etc.), e incluso un tipo de arena demasiado abrasiva. Ciertos es que la arena y el agua del mar son agradables, e incluso tienen propiedades tan beneficiosas como por ejemplo un alto efecto antiinflamatorio, pero siempre podemos dejar este agradable baño de pies para después del entrenamiento, paseando relajadamente por la orilla.

Segundo, hemos de correr siempre por la franja de arena dura de la playa, o sea, no correr NUNCA por arena seca y blanda, en la que el riesgo de torceduras y sobrecargas por desequilibrios es altísimo. Algunos entrenadores llegan a aconsejar correr en este tipo de superficie, alegando que así se fortalecen los tobillos y gemelos, no lo discuto, pero evidentemente sería una práctica tan temeraria como correr por un lugar plagado de baches y piedras, ¿te fortalece? Si, ¡hasta que te rompes!

Tercero, no correr por donde la arena está muy mojada, no es malo para las piernas, pero nuestras zapatillas salpicadas de agua salada acortarán notablemente su vida útil. Si una ola traidora nos moja las zapatillas alguna vez, lo mejor es lavarlas con agua dulce tras el entrenamiento, y después dejar que se sequen con papeles de periódico en su interior bien prietos, ¡pero sin dejarlas al sol! Aunque al día siguiente estén un poco húmedas, eso no nos resultará una gran molestia.

Creo que con estos consejos y los dados en otras ocasiones queda todo dicho. Desde luego el que tiene una playa cerca de su domicilio tiene dos cosas, un lugar magnífico para entrenar, ¡y toda mi envidia! Un saludo.

Me es ajeno ensalzarme

no pretendo la realeza

deseo vencer la pereza

y de salitre coronarme.

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2 Responses to Entrenar en la playa.

  1. Pingback: Javi

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