Es algo absolutamente matemático, cuando al cuerpo se le está forzando al límite, durante periodos de tiempo excesivamente largos, protestará mediante bajones de rendimiento, sobrecargas, enfermedades, ligeras lesiones, o lo que es peor, largas tendinitis tan difíciles de curar.
Sobre todo l@s atletas veteran@s, tenemos que aceptar por fuerza que ya solo podemos mantener un estado de forma alto, durante dos estaciones del año como máximo. Por supuesto cada cual deberá elegir cuales prefiere. Las frías de otoño e invierno son ideales para marcarse buenas marcas con el fresquito, y por supuesto obligadas para los amantes de los cross embarrados, o los que se dedican a la pista cubierta. Por otra parte quien prefiera la pista al aire libre, o goce corriendo más con el buen tiempo, preferirá lógicamente centrar sus energías en la primavera y el verano.
Yo prefiero la segunda opción, pues aparte de que rindo relativamente mejor en primavera, es en esta época del año cuando se celebran mis carreras favoritas. También he de reconocer que en invierno las tardes se me quedan cortas, para cuando he hecho la digestión ya es de noche, si además añadimos que vivo en una zona con inviernos siberianos, resulta que los entrenamientos se me hacen de lo más pesado, lo cual hay que evitar a toda costa si queremos mantener la ilusión.
Las explicaciones sobre mi temporada de entrenamientos fuertes, las doy para aclarar cómo este año he querido alargar mi buen estado de forma hasta el otoño, y como no podía ser de otra manera me ha salido el tiro por la culata. Después de diez carreras consecutivas subido al podio, a la once me he encontrado muy lento y sin un ápice de chispa, emborronando mi inmaculada temporada. Por fortuna no he sido tan insensato como para forzar hasta lesionarme, y he vuelto a la senda correcta comenzando mi descanso de otoño.
Ahora toca mucho gimnasio y fortalecimiento como expliqué en el artículo “densificación”, descansando más días y a poder ser ganando algún kilito, por supuesto de músculo.
Todo este “reposo”, no quiere decir sin embargo que tengamos que renunciar a las carreras, siempre podemos competir suavemente como si de un entrenamiento se tratase. No todo es correr al máximo, se puede acudir a competiciones para encontrarse con amigos que no ves en otros sitios, a carreras en lugares bonitos, como excusa para visitar sitios desconocidos, para degustar el magnífico lunch que ofrecen en algunas citas, u otras mil causas diferentes, cualquier excusa es buena para divertirnos el domingo con nuestra familia o amigos, y de paso sudar la camiseta.
Recordad, no forcéis la suerte alargando la temporada de competición intensa, y conseguiréis alargar vuestra vida deportiva. Un saludo.
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