Definición de maratón: evento de tortura salvaje, en el que los participantes se tronchan las piernas y el alma con suma alegría. Bromas aparte, el maratón practicado al límite de nuestras posibilidades es una prueba tan exigente, que puede resultar incluso peligrosa para nuestra salud, si no se aborda con la preparación y prudencia adecuadas. Hemos visto en demasiadas ocasiones a atletas, alcanzar la meta totalmente destrozados e incluso desmayos, llegar en estas condiciones sólo es tolerable en atletas profesionales, que viven de ello y no les queda más remedio que arriesgar, pero corredores aficionados (y más aún veteran@s) NUNCA debemos llegar a estos extremos.
Para los locos a los que no se les ha metido el miedo en el cuerpo, voy a dar una serie de consejos que os evitarán llegar a situaciones tan indeseables. Primero documentarse, existen muchos libros sobre el tema para hacernos una idea general. Preguntar a compañeros maratonianos experimentados y prudentes, también es buena opción (cuidado con el típico loco que te cuenta la guerra de Cuba, o acabaréis haciendo barbaridades). En esta carrera la experiencia es fundamental, y si no tenemos aún la propia, habréis de conseguir adquirirla, un poquito al menos, por estas vías secundarias.
Segundo, el ritmo, otro pilar del maratón. Para profundizar en este tema os remito al reciente artículo “Ritmo en carreras largas» si estáis interesados en maratón, releedlo las veces que haga falta, es muy importante.
Tercero, por supuesto, un entrenamiento correcto. El más adecuado se basa en la progresión con los ciclos de tres semanas, del que hablé en el artículo anterior, pero creo que este tema merece una explicación amplia y detallada, por lo tanto lo desgranaré con detalle en el próximo capítulo.
Lo digo con todo el cariño del mundo, pero maratonian@s, que sepáis que estamos como cabras por hacer estas barbaridades.
Un saludo herman@s.
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