¡Por fin! Ya he conseguido estrenarme este año, después de tres meses en el dique seco por culpa de un esguince y una alergia, este domingo participé en la preciosa subida a Etxauri de siete kilómetros. Conseguí además quedar en quinta posición a poco tiempo del vencedor, y subí al podium como primer veterano. Este gran resultado a pesar de los problemas pasados y el escaso entrenamiento, demuestra que esto de correr es más una cuestión de paciencia e inteligencia, que de pura fuerza bruta.
Después de tanto tiempo sin competir he saboreado con especial intensidad multitud de aspectos de la carrera, el reencuentro con viejos conocidos, el emocionante paso del calentamiento relajado a los nervios anteriores al pistoletazo de salida, la gozada de tirar del grupo de cabeza los dos primeros kilómetros, quince tíos resollándome en el cogote, buscar un ritmo adecuado sin cebarme con los que me superaban, controlar una buena respiración etc.
Incluso durante la carrera se hacen amigos, yo coincidí con un ciclista que se avino a quitarme viento lateral en una recta expuesta (¡pequeña picardía!), se ve que le caí en gracia y me acompañó animándome toda la subida, tras la carrera me lo encontré en tres ocasiones y las tres se lo agradecí. Más tarde vienen los saludos, enhorabuenas, comentarios, y por supuesto la visita ya más relajados a las cafeterías del pueblo, los aplausos en la entrega de premios, fotos, un magnífico lunch y las despedidas ¿Y todavía preguntan por qué nos gusta competir? Por una tercera parte de las vivencias de carrera ya merecería la pena acudir.
Aunque nunca se me ha pasado por la cabeza dejar de hacer deporte, incluso a mí me han entrado ganas de abandonar las competiciones en alguna ocasión, pero a pesar de que reconozco y acepto mi declive físico (la edad no perdona a nadie), las vivencias que se experimentan en las carreras son tan intensas y entrañables, que no me cabe la menor duda de que competiré mientras me sea posible.
Por supuesto que las carreras no son lo más importante de la vida, pero mientras se pueda ¿Por qué no disfrutarlas? Un saludo.

El atletismo es un deporte en el que se sufre una sudoración particularmente intensa, el nuestro es uno de los deportes en que mayor número de pulsaciones se alcanza, y por lo tanto más se recalienta el cuerpo produciéndose abundante sudoración, esto por si mismo no tiene nada de malo, pero tanto sudor puede producirnos diferentes problemas en la piel o dermatitis.
está muy mojada, no es malo para las piernas, pero nuestras zapatillas salpicadas de agua salada acortarán notablemente su vida útil. Si una ola traidora nos moja las zapatillas alguna vez, lo mejor es lavarlas con agua dulce tras el entrenamiento, y después dejar que se sequen con papeles de periódico en su interior bien prietos, ¡pero sin dejarlas al sol! Aunque al día siguiente estén un poco húmedas, eso no nos resultará una gran molestia.
los velocistas, sino también los grandes fondistas, la necesidad imprescindible de las flexiones de piernas. Lo cierto es que me da la impresión, de que si este ejercicio no ha sido tan recalcadamente aconsejado, como por ejemplo los abdominales, es porque los profesionales no gustan de airear sus mejores ejercicios, y los populares avispados que han encontrado en las sentadillas una manera de superar a sus adversarios habituales, tampoco desean que se descubra su secretillo. No quiero ser yo el traidor que revele el truco, pero para l@s veteran@s es muy necesario este ejercicio, no solo por mejorar sus tiempos, sino para evitar lesiones.
algo separados (la distancia de los hombros), el tronco lo mas erguido posible y doblando las rodillas, como mucho, hasta poner el muslo paralelo al suelo. Para l@s veteran@s será imprescindible tener apoyo en las manos, yo por ejemplo, uso los bastones de monte (con gomas en las puntas). Igualmente l@s mayores haremos tanto el descenso como el ascenso relajadamente (sin velocidad), y por supuesto, sin utilizar pesos, como haría un profesional, el peso de nuestro cuerpo es mas que suficiente.

