La carrera de este fin de semana, fue una de esas en las que no sabría decir si disfrutamos más de la competición o del espectacular entorno, en el que no solo nosotros, sino también los familiares y amigos que nos fueron a ver gozaron a tope.
Imaginaos una soleada mañana con fresquita brisa marina, en la luminosa bahía de la Concha de San Sebastián, difícilmente puede encontrarse un lugar mejor para sudar la camiseta. Como digo, l@s acompañantes disfrutaron tomándose un café en la terraza con vistas al mar mientras calentábamos, se emocionaron después animándonos en la carrera, y rematan en nuestra compañía remojándose los pies en el mar y dándose un agradable paseo con un helado en la mano ¡El paraíso!![]()
Por lo que respecta a la carrera tengo que decir con cierto orgullo que los veteranos ¡arrasamos! En la carrera (de 7 kilómetros) poco después del segundo km., ya nos quedamos solos tres guerreros en dura pugna hasta el final. Pero atención al dato de las edades, porque el tercero fui yo con 45 años cumplidos, el segundo Gonzalo Sukunza, un correoso y durísimo atleta de 38 años, y el joven ganador fue Jon Arzubialde de ¡¡ 48 años!! Este “chaval” que luce una estupenda figura de poderosa musculatura, es aun capaz de marcar unos cronos extraordinarios que para sí los quisieran la mayor parte de los corredores.
Quedan pues demostradas mis afirmaciones acerca de que l@s veteran@s podemos rendir a gran nivel si lo hacemos de la manera correcta, el podium conseguido en S. Sebastián con una media de edad de más de 43 años, no deja lugar a las dudas. El secreto en la longevidad atlética está en la lógica, la paciencia, y entrenamientos intensos pero no muy largos, incluyendo dos días de descanso semanales. El resto es dejarnos llevar por el sentido común, no desatender nuestras obligaciones familiares y laborales y dar prioridad a la alegría sin excesos.
Un saludo.

centran más en temas filosóficos, competiciones, grupos y personas. Es curioso que tras una vida entera practicando deporte, uno se da cuenta finalmente que sólo se llega a disfrutar de verdad del atletismo, cuando relegas a planos secundarios las marcas, los trofeos y todo lo puramente competitivo, dando prioridad a las amistades, el buen ambiente, las charlas, y todos los aspectos humanos que acontecen abundantemente en el atletismo. A todo esto algún chaval dirá “¡Ya se nos emociona el viejo!”. Y no le faltará razón, pero si el hecho de que cada vez aprecie más al mirar las listas de inscritos, si hay buenos amigos que grandes competidores, o que aplauda más entusiasmado la entrega del trofeo al más veterano que al ganador, y esto hace que me encuentre gratamente realizado y con felicidad en aumento, que alguien me diga qué estoy perdiendo, ¿dónde está mi decadencia? Solo lamento no haber tenido en mi juventud esta claridad de ideas.
Afortunadamente los clubes de atletismo se cuentan por cientos, es sin ninguna duda gracias a ellos que podemos disfrutar el atletismo en todas sus facetas, carreras, educación de los niños en el deporte, y ver como alguno de ellos llega a ser estrella profesional. Conozco de cerca bastantes de estos clubes, pero este fin de semana he tenido la gran fortuna de intimar con los componentes del Ostruka, un club de populares mayormente veteranos, duros guerreros a la hora de patear los caminos, pero entrañablemente humanos en el trato, simpáticos y sorprendentemente acogedores con los extraños (como lo era yo).
Son las zapatillas el único útil necesario con un mínimo de complejidad para l@s corredores ¡Pero la guerra que dan! El amigo Javier me mandaba un correo solicitando mi opinión sobre las nuevas y espectaculares Reebok Zig-Tech ¿Darán buen resultado, valen para competir? Como ya dije en uno de los primeros artículos de este blog, el tema de las zapatillas es algo muy personal, las que para un@s son geniales a otr@s no les sirven para nada, por lo tanto tendremos que aprender de nuestra propia experiencia hasta acertar con unas marcas y modelos de nuestro gusto. No obstante os daré algunas indicaciones importantes que pueden evitar malgastar dinero en malas compras.

